Aprende a darte crema

Te damos las claves para que aumentes los efectos de la crema sobre tu piel y le saques el máximo partido a tus tratamientos.

M. V.

GTres

Puede que nunca veas los resultados de una crema aunque sea la mejor del mercado por el simple hecho de aplicarla mal. Tratar mal la piel, impregnarse en exceso o quedarse corta son algunos de los errores que cometemos con las cremas por falta de tiempo o desconocimiento. ¿Lo mejor? Que los rituales de aplicación son muy fáciles de llevar a cabo y no te costarán ni un euro más. Con tus manos, la mejor herramienta que tienes, puedes ayudar a drenar, calmar, elevar y reafirmar la piel. «El método adecuado de aplicación ayuda a la absorción del producto, la oxigenación y la tonificación de la piel», afirma Consuelo Mohedano, directora de formación de Shiseido.

¿En qué textura?

Hemely Varela, responsable de formación de Darphin en España, nos explica cómo aplicar en la piel según su textura.
Aceite aromático
Vierte un par de gotas en las palmas de las manos y frótalas suavemente inhalando su aroma. Después, con movimientos ascendentes, aplícatelo en la frente y desliza las manos hacia las orejas, bajando hasta el cuello y realizando ligeras presiones cerca de la clavícula. Será una experiencia sensorial y un ritual de belleza con un resultado 10.
Textura cremosa
Las cremas suelen tener texturas más suaves que convierten la aplicación en un proceso muy agradable, pero requieren más tiempo para que el producto penetre por completo en la piel. Realiza movimientos ascendentes a modo de estiramientos faciales, siempre a favor del músculo. Y si utilizas un sérum, recuerda que la crema debes aplicarla después. ¡Que no se te olvide!
Fabuloso sérum
Vierte dos o tres gotas en la palma de tu mano y extiende el sérum suavemente por el rostro, cuello y escote. Finaliza con presiones suaves y realiza pequeños tecleos usando las yemas de los dedos.

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¿Cuándo, cómo  y qué?

Descubre cómo conseguir un efecto u otro en función del tipo de movimiento que hagas con la crema en tu piel.
REAFIRMANTE. Es mejor aplicarla antes de la crema hidratante. Los movimientos deben ser ascendentes con las palmas de las manos hasta que se absorba la crema por completo. Ejerce más presión en la zona que quieres tratar.
EXFOLIANTE. La exfoliación se debe realizar después de limpiar la piel, siempre y cuando el exfoliante no contenga jabón y no la tengas irritada. La clave es realizar movimientos circulares hacia ambos lados. Con un guante de crin aumentarás el efecto del producto, así que no descartes su uso.
ANTICELULÍTICO. Se debe aplicar dos veces al día para conseguir un efecto correcto. ¿El secreto? Realizar masajes ascendentes con las palmas de las manos y ejercer ligeras presiones sobre la piel. Si vas al gimnasio, aplícalo después de salir, nunca antes. Así conseguirás que los músculos continúen trabajando después del ejercicio y su efecto aumente.
RELAJANTE. De lado a lado, de arriba abajo, en círculos… Aplícalo a tu gusto pero siempre de forma suave y delicada. Inhala el aroma del producto antes de su uso y caliéntalo un poco con las manos. Lo importante es buscar la relajación a la hora de aplicarlo. No realices movimientos tensos.