Mi foto por fin se ha subido (también la he compartido en Twitter y
Facebook) y ya tengo algunos comentarios de amigos y conocidos:
«¡Diva!», «¡guapa!». Tampoco tengo muchos más, porque
no cuento con los seguidores de Selena Gomez, pero son más que suficientes para hacer una reflexión:
no
recibo tantos piropos digitales en otro tipo de fotos (ni tampoco en
la vida real). Y en realidad yo no soy así, no tengo esa cara de muñeca
de porcelana las 24 horas.
La ¿cruda? realidad
Al final de cada día, cuando llego a casa, me retiro el maquillaje.
Las imperfecciones de mi piel reaparecen y ahí está, mi verdadero
rostro.
Vaya gran diferencia que hay entre la cara del selfie que subí a redes sociales y la que es verdaderamente mía, qué bajón.
Esta realidad virtual distorsionada en la que constantemente (bueno, en
proporción con la cantidad de seguidores que tengo) recibo halagos, me
ha llevado a rechazar mi cara al natural. Estar
selfie ready
supone potenciar mis facciones y ocultar las manchas de mi piel (antes,
en cambio, el maquillaje era más ligero, por lo que no notaba tanto
contraste al desmaquillarme), y
soy consciente de que no tengo el cutis de Jennifer Aniston pero, ¿por qué cuando no me maquillo me preguntan que si estoy enferma? ¿Es que parezco una extra de la serie
The walking dead o nos hemos acostumbrado tanto a vernos con
contouring que ir con la cara lavada no parece precisamente eso, natural? Mar Cantero, escritora y
coach
apunta: «hay que ser consciente de la diferencia que hay con la
realidad, así nunca resultará negativo el momento en el que retiremos el
maquillaje. Como sugerencia, arriésgate a exponer tu imagen al natural
más a menudo, te sorprenderá la respuesta en redes sociales, pues suele
ser positiva ante una imagen realista».
El mundo se mueve en tal nivel de distorsión que, si utilizamos el maquillaje con el propósito de «salir igual de potente que Gigi Hadid en las fotos», tenemos que replantearnos su uso. Aprendamos a hacernos contouring y llevémoslo a la práctica, pero solo para aumentar nuestro potencial natural. Y si alguien grita: «
selfie time!», ¡simplemente mostremos nuestro lado bueno al objetivo! Ahora te toca descubrir cuál es tu lado bueno. DRAMA.
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